Durante mucho tiempo he estado intentando recordar dónde había leído la historia de de unas carpas atrapadas en su mundo de estanque. Finalmente lo he recordado: "Hiperespacio" de Michio Kaku, el físico teórico nacido en California de padres japoneses, libro dónde finalmente he encontrado la historia a la que me refería y que no lograba situar.
Explica Kaku que una de las razones por la que empezó a interesarse por la física teórica fue las reflexiones a las que le llevaba la contemplación de un estanque de carpas. Cuando era pequeño sus padres solían llevarle al famoso Tea Garden japonés de San Francisco, allí solía entreternerse contemplando a las carpas de brillantes colores que nadaban lentamente bajo los nenúfares del estanque. Empezó a pensar que las carpas vivían en un mundo aislado
"yo me sentía intrigado por el hecho de que pudiera estar sólo a unos centímetros de las carpas, pero separado de ellas pese a todo por un inmenso abismo. Las carpas y yo pasábamos nuestras vidas en dos universos distintos, sin entrar jamás en el mundo del otro, pero estábamos separados por la barrera más estrecha, la superficie del agua" (pág. 22)
Todo ello le lleva a pensar cómo ven su mundo los peces y lo extrañados que se sentirían de supieran de hay "otro" mundo fuera. Como consecuencia de ésta y otras inquietudes Michio Kaku se dedicó a la física teórica.
Esta idea de que hay otros seres vivientes que desarrollan su existencia en un círculo cerrado inferior al nuestro, lo cual presupone que puede haber otro círculo superior al nuestro, no es algo extraño y por supuesto cada uno puede sacar su propias conclusiones. Aparte de esta historia de Michio Kaku, que para él es la puerta a la posibilidad de otras dimensiones aparte de la tridimensional, también podemos encontrar ideas parecidas en productos culturales incluso tan aparentemente banales como la serie de animación "Futurama" (1999) en la que en un episodio, Bender, el robot, se encuentra vagando indefinidamente en el espacio y una colonia de hombrecitos se desarrolla en su superficie y cree que Bender es el mundo y su Dios. O en la película "Hombres de negro II" (2002) dónde en una taquilla viven una colonia de seres que creen que quien la abre es Dios y frente a la sorpresa de Will Smith, Lee Jones le muestra que ellos también están en una especie de taquilla que otros pueden abrir.
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