Nunca voy al cine (1982) E. Vila-Matas

"Nunca voy al cine" (1982)
Enrique Vila-Matas
Ed. Laertes 1982, 100 pág.
Tengo este libro de cuando lo compré, de cuando salió. Sus páginas se han amarilleado más en los extremos que en el centro, como si fueran una viñeta de película antigua. Entonces no conocía a Vila-Matas, era su tercer libro, para mí el primero. Seguramente me interesó por el título, porque a mí me gustaba mucho el cine y adivinaba alguna paradoja. Me gustó, me divertí y seguí leyendo al autor en los años siguientes.
Hace poco terminé su último libro "Mac y su contratiempo" y me han entrado ganas de repasar trabajos anteriores, de los que tengo una impresión, pero pocos recuerdos.
"Nunca voy al cine" es una colección de catorce relatos cortos. Algunos mantienen conexión entre sí.
Supongo que ahora diríamos que eran cuentos posmodernos. Entonces nos parecieron surrealistas, porque eso de la posmodernidad era demasiado reciente. También hay ecos importantes de Borges y quizás más de Bioy Casares (La invención de Morel, 1940). Hay en todos esos cuentos, desde luego, mezcla de muchas cosas. De una realidad onírica, cine, lecturas, humor, desmitificación de la narrativa, etc. Que me lleva precisamente a un fragmento que entresaqué de "Mac y su contratiempo" 2017 y que vuelvo a reproducir que es el germen de esos cuentos y de seguramente toda la narrativa de Vila-Matas:
...le dijo que en otro tiempo creyó en muchas cosas, pero al final fue desconfiando de ellas para quedarse con una única y definitiva fe: la de creer en una ficción que se reconoce como ficción, saber que no existe nada más y que la exquisita verdad consiste en ser consciente de que se trata de una ficción y, aun así, creer en ella. (Mac y su contratiempo-pág. 176)
Leyéndolo ahora me he divertido menos que entonces. No sé por qué. También me he dado cuenta que había un juego que gustaba de practicar Vila-Matas y era la mezcla de realidad y ficción, de nombres reales y falsos. En 1982 Internet estaba por desarrollar, por lo que te quedabas un poco con las ganas de saber qué era verdad y qué era inventado. Sin embargo, ahora ya podemos buscar lo que sea. Nunca me fijé si el autor con los años había cambiado las reglas del juego

Comentarios