"Confesiones de un burgués"
(Egy Poldar Vallomasai) 1934/5
Sándor Márai (1900-1989) Hungría
Ed. Quinteto bolsillo 2008, 462 pág.
-autobiografía-
(Egy Poldar Vallomasai) 1934/5
Sándor Márai (1900-1989) Hungría
Ed. Quinteto bolsillo 2008, 462 pág.
-autobiografía-
Es curiosa la forma en que se llega a ciertas lecturas. Llevaba algún tiempo viendo en librerías la obra recién editada "Los días contados" del autor húngaro Miklós Banffy. Una novela ambientada en la Hungría de primeros del siglo XX. Dudando entre comprarla o no: por el precio unos 30 € y por no tener referencias fiables. Parece que quiera viajar a Hungría de 1900 y recuerdo que tengo en mi biblioteca a Sándor Márai, que se ocupa del mismo periodo a través de la biografía "Confesiones de un burgués". Título que no me gusta, no refleja el texto. Con las pocas ganas que tiene de trabajar el protagonista, más parece un aristócrata que un burgués. Tengo a Márai porque es un suicida y siento un morboso interés por los literatos suicidas.
Bien, el libro me ha gustado bastante, lo suficiente para comprar ¡Tierra, Tierra! y "Diarios 1984-1989" que son como la continuación. Lo que más me sorprende es que la voz sea tan moderna, a pesar de estar escrito en 1935. Hay una primera parte situada en el ambiente familiar y una segunda de viajero por diferentes países europeos, sobre todo: Alemania, París y Londres. Las dos partes son bastante distintas y cada una válida en sí misma.
De la primera parte que trata de la infancia, tengo la impresión de que deja cosas por explicar, quizás debido a la proximidad en el tiempo (en 1935 deberían quedar bastantes de los citados vivos) y aunque el autor remarca que todos los hechos son ficticios, los leemos como auténticos. Detalle que en sí, no es demasiado importante. Por otro lado, Márai es periodista y ejerce una mirada distante, irónica, perpleja, inteligente y casi nunca concluyente, de lo que le rodea. Es un flâneur consumado. Me gusta como deambula por las diferentes ciudades, simplemente observando, sin objetivo fijo. Para mí como lectora, pasearte por esos lugares en los años veinte es un lujo indescriptible.
De la primera parte que trata de la infancia, tengo la impresión de que deja cosas por explicar, quizás debido a la proximidad en el tiempo (en 1935 deberían quedar bastantes de los citados vivos) y aunque el autor remarca que todos los hechos son ficticios, los leemos como auténticos. Detalle que en sí, no es demasiado importante. Por otro lado, Márai es periodista y ejerce una mirada distante, irónica, perpleja, inteligente y casi nunca concluyente, de lo que le rodea. Es un flâneur consumado. Me gusta como deambula por las diferentes ciudades, simplemente observando, sin objetivo fijo. Para mí como lectora, pasearte por esos lugares en los años veinte es un lujo indescriptible.
Berlín, años 20 "Me casé a principios de la primavera. Me tomé muy en serio mis obligaciones como cabeza de familia. Para empezar, tras larga meditación, compré un mueble para guardar los zapatos. El dinero que teníamos reservado para amueblar nuestro futuro hogar -unos millones o unos miles de millones, ya no lo sé- se correspondía con el precio del zapatero, así que ya no compré nada más. Era un mueble muy bonito, hecho de madera maciza, con dos puertas, para guardar veinticuatro pares de zapatos. Unas semanas más tarde, cuando nos trasladamos a París para escapar de la inflación, regalamos el zapatero a nuestros caseros de Berlín. No habría sido fácil llevárnoslo a París, y además no teníamos más de tres pares de zapatos." (pág.320)
1923 "Viajaba a Occidente [...] Eran las cinco de la mañana y el tren se había detenido en una pequeña estación fronteriza. Por todas partes cantaban gallos, sin duda, gallos franceses. Compré unos cigarrillos en la cantina y me fumé mi primer Gauloise, que era dulzón y olía a tabaco malo y barato. Luego compré un periódico, me senté en un banco y estuve leyendo los anuncios por palabras hasta que el tren se dispuso a partir. Unos intentaban vender carnicerías a pleno rendimiento en París, otros querían casarse con alguien que tuviera algún negocio de hostelería fuera de la ciudad, a ser posible en el departamento de Seine-et-Oise. La estación estaba sucia: el suelo estaba lleno de colillas y cáscaras de naranja." (pág.342)
Pienso que, aunque Márai es pesimista, le gustaría no serlo, lo es de forma circunstancial. La realidad podría ser distinta.
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