Primero como tragedia, después como farsa, Slavoj Zizek

"Primero como tragedia, después como farsa"

(First as Tragedy, then a Farce, 2009)

Slavoj Zizek  (Eslovenia 1949)
Ed. Akal 2011, 180 pp.

El autor precisa que el título del libro no debe de leerse como el vulgar cliché anticomunista de "tienes razón, después de la tragedia del totalitarismo del siglo XX, todo lo que se diga ahora sobre una vuelta al comunismo solo puede ser absurdo" sino en clave de: la tragedia del 11S y la posterior crisis financiera del 2008.

El texto empieza de forma bastante convincente haciendo un repaso de diferentes aspectos de esas dos situaciones con visiones sobre lo general bastante atinadas y algunas muy interesantes.

Me gusta sobretodo cuando hace hincapié en el aspecto de que "los detalles de la vida personal" redimen narratológicamente a las personas. Como cuando se decía que los asesinos de los campos de exterminio durante el día se recogían después en entrañables veladas musicales y de demostración de cariño a sus mascotas "Por ello, una de las maneras de practicar la crítica de la ideología es inventar estrategias para desenmascarar esta hipocresía de "la vida interior" y de sus emociones "sinceras". La experiencia que tenemos de nuestras vidas desde dentro, la historia que nos contamos a nosotros mismos sobre nosotros mismos para justificar lo que estamos haciendo es, por ello, una mentira; la verdad se encuentra, por el contrario, en el exterior, en lo que hacemos" (pág.48). Aquí, Slavoj me parece francamente brillante.

Sin embargo, el libro sigue y acaba siendo simple y lamentablemente un ejercicio de proselitismo en favor de la "Idea Comunista" aunque Slavoj no encuentre prácticamente ejemplos de "puesta en práctica de la Idea en el ejercicio del poder" salvo cuando son tentativas para obtenerlo. Resulta descorazonador revolver entre las viejas ideas de Marx o de Hegel para encontrar propuestas de futuro. Hay momentos en los que incluso pienso que el autor delira (o es una provocación), sino véase el comentario final siguiente:

"En el pasado cristiano, era habitual que gentes que habían llevado vidas disolutas regresaran al seguro refugio de la Iglesia cuando se hacían viejos, de manera que pudieran morir reconciliados con Dios. Algo similar está sucediendo hoy en día con muchos izquierdistas anticomunistas. En sus años finales regresan al comunismo, como si, después de su vida de traición depravada, quisieran morir reconciliados con la Idea comunista. Como las de los viejos cristianos, estas conversiones tardías comportan el mismo mensaje básico: hemos gastado nuestras vidas rebelándonos en vano contra lo que, en nuestro profundo interior, sabíamos todo el tiempo que era verdad"
pág. 180

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