Milena Busquets
Ed. Anagrama, Narrativas hispánicas, 2015, 172 pág.
Una mujer de cuarenta años asiste al funeral de su madre. Momento propicio para hacer balance del pasado que se mezcla con unas vacaciones a Cadaqués acompañada de amigos, hijos y exmaridos.
Tiene ese aire que conocemos tan bien de la burguesía catalana de los sesenta, de gente acomodada, de vida fácil y traisego de amores continuos. De narcisismo y de pocos problemas reales (ahora contado por los hijos de esa generación).
Cuando lo empiezas, tiene un atractivo muy marcado: no puedes dejar de leerlo. Despúes se impone la sensación de que de ese tema ya has leído mucho, que es muy conocido y pierde interés. Aunque sabe terminarlo con emoción.
Hay detrás de la autora barcelonina (1972) mucho oficio (no por lo que ha publicado, sino por lo que sabe), mucho conocer las costuras del hacer literario y del mundo editorial (por haber trabajado en él).
Nota: Bueno, yo no sabía que Milena era hija de Esther Tusquets, la escritora y editora (y la he leído en esa ignorancia) y hasta que punto la novela es algo así como autoficción. Sin duda le añade mucho morbo.
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