Don Juan Tenorio (1844), José Zorrilla

"Don Juan Tenorio"  (1844)

- teatro-

José Zorrilla  (Valladolid 1817-Madrid 1893)

Ed. Castalia didáctica 2011, 298 pág.


Edición de Rafael Balbín. Completa edición con amplia introducción, bibliografía, documentos gráficos, anotaciones explicativas, documentos y juicios críticos, orientaciones para el estudio de la obra, etc.
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¡Cuánto me gusta la obra "Don Juan Tenorio"! y lo digo sin ningún pudor, ni rubor. No me cansa lo más mínimo verla las veces que sea y me siento acunada en un territorio conocido y confortable, que siembre me sugiere cosas nuevas. 
Qué lástima que ya no la representen cada año por el día de los Difuntos (en Cataluña puede que no la hayan representado casi nunca y ahora menos). En esas emisiones legendarias que fueron los -Estudio 1- de TVE. Por aquel entonces era casi un acontecimiento quién, qué galán de moda, interpretaría a Don Juan, y no era menos Don Luis Mejía (en total fueron cinco veces, pero me parecieron más)
La acción se sitúa en el siglo XVI, en el Siglo de Oro, y de hecho la obra es anacrónica, pero consigue crear un arquetipo, un mito. Lo cual siempre es muy fecundo en ramificaciones. Con mucho menos, como "Frankenstein", los ingleses no han parado de hacer adaptaciones. En cambio, nosotros parece que Don Juan nos cause vergüenza. Por ejemplo, ahora que ha aparecido "Orgullo, prejuicio y zombies" a partir de la obra de Jane Austen, yo imagino a un "Don Juan" vampiro con toda claridad. Por ejemplo.
Está inspirada en una obra de Tirso de Molina "El burlador de Sevilla y el convidado de piedra" (1630), que no tiene ni mucho menos el atractivo de la versión de Zorrilla. Aunque puede verse una en la otra e incluso los personajes conservan los mismos nombres, el Juan Tenorio de Tirso es un hombre malvado guiado por la maldad y el deseo de hacer daño, no hay nobleza alguna, mientras que el de Zorrilla es luminoso, actúa por juego y afán de aventuras, siente un impulso arrebatado que no puede controlar, es víctima de sus pasiones y tiene las características del romanticismo que lo redimen.
La obra de teatro tiene dos partes, con cuatro actos la primera y tres la segunda. La primera parte sucede durante la misma nocha. Y la segunda parte transcurre cinco años después de la primera y también durante una noche.

Don Juan es un conquistador patológico. Lo único que vale es la conquista en sí misma y añadirlas a una colección sin fin. Ha pasado un año de su apuesta con otro hidalgo, Don Luís Mejía, por ver quien de los dos amontona más nombres de mujeres y más lances aventureros. Se han citado en una taberna en Sevilla por el Carnaval por lo que van todos embozados. Los padres de los dos apostadores, enterados de tanta villanía los escuchan en la sombra de la taberna y les afrentan su comportamiento. A Don Juan se le niega la mano de la doncella Inés que está en un convento, por lo que el Tenorio dobla la apuesta de conquistar a Doña Inés y de paso a la prometida del Mejía, las dos en una noche.

Don Juan concluye la noche ganando la apuesta y de paso mueren todos los demás. Pasados cinco años asiste a una cena macabra en la que está citado uno de los fallecidos.
Se hicieron algunas adaptaciones de televisión memorables en aquellos años setenta y ochenta, pero solo es accesible una: la que tiene a Francisco Rabal como Don Juan y a Fernando Guillén en un memorable Don Luís. Inés era Concha Velasco, y tan venturosos hechos sucedieron en 1966.

ver obra de teatro:




p.d.
Después de leer varios libros de Francisco Umbral en los que siempre habla mal de Zorrilla, una se pregunta el por qué de tanta aversión.  Umbral no lo soporta, puede que porque todo en Valladolid se llama José Zorrilla (al fin y al cabo era su ciudad natal. Uno de los pocos que fue profeta en su tierra): los colegios, el ateneo, una calle, el teatro, incluso la lamentable escuela donde asistió Umbral de pequeño , pero yo como no he sentido esa opresión me permito disfrutarlo.

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