"Los helechos arborescentes" 1980
Francisco Umbral
Planeta, col. Austral 2013, 268 pág.
prólogo Eduardo Haro Tecglen
-novela y autoficción-
Francisco Umbral
Planeta, col. Austral 2013, 268 pág.
prólogo Eduardo Haro Tecglen
-novela y autoficción-
Tiene esta obra un título precioso, que se inserta en una cita más amplia:
"Inmensos bosques de coníferas y helechos arborescentes cubrían los continentes, purificando la atmósfera de anhídrido carbónico" (Introducción a la Prehistoria. De mi Enciclopedia infantil)
con esa habilidad que tenía don Paco para buscar títulos hermosos, aunque en rigor no tenga nada que ver con el contenido de lo que se va a explicar.
En esta novela acompañamos a un niño, que también será adolescente, en una especie de ensoñación en la que los hechos históricos se mezclan, y por Valladolid y más en concreto en una casa de lenocinio pasan personas a lo largo de varios siglos. Casi siempre en época de guerras y conflictos. Pero con el eje de la guerra civil del 36.
Todo ello tiene un aire surrealista y hasta felliniano y casi vemos esa película en la que Larra saluda con su sombrero a Doña Emilia Pardo Bazán. También hay tenebrismo y tremendismo, mucho Goya de aguafuerte. Y también Dante, con los círculos y los patios de la casa de la abuela.
La mayor parte de la obra se centra es esa divagación multi histórica/o transhistórica (a través de la Historia) que tampoco explica nada, tan solo sirve para constatar la facilidad con que la gente cae en la barbarie. Se contraresta con las fantasías de un adolescente de habitar una casa de prostitución y benecifiárselas a todas.
También hay un volver sobre los temas fabulados de la propia infancia en casa de la abuela y la madre, que quizá aquí no esperábamos y bastaba con todo lo apuntado antes. Curiosamente dedica dos o tres páginas (70-73) a explicar el por qué del nombre de Greta Garbo aplicado a su madre. Explicación que no da en su libro específico "El hijo de Greta Garbo" escrito dos años después en 1982.
También hay un volver sobre los temas fabulados de la propia infancia en casa de la abuela y la madre, que quizá aquí no esperábamos y bastaba con todo lo apuntado antes. Curiosamente dedica dos o tres páginas (70-73) a explicar el por qué del nombre de Greta Garbo aplicado a su madre. Explicación que no da en su libro específico "El hijo de Greta Garbo" escrito dos años después en 1982.
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