( Les mouches d'automne, 1931 )
Irène Némirovsky
Ed. Salamandra 2010, 93 págs.
Tatiana es la vieja niñera de los Karin, acomodados y nobles rusos que viven en el campo. Asistimos a un momento de ruptura, los dos hijos deben partir hacia el frente de la Primera Guerra Mundial. El momento siguiente es la desolación de la casa tras la revolución rusa y la huida de sus dueños. Tatiana permanece en ella, pero marchará a pie para encontrar a sus señores para llevarles algo que dejaron. Sigue con ellos en el exilio a Francia. Instalados en París deberán salir adelante a costa de toda su dignidad, pero Tatiana es demasiado mayor.
Escrita en tercera persona, con la mirada centrada en la sirvienta. La más desvalida de todos los refugiados. La autora que vivió en unas circunstancias semejantes a las que narra adopta este punto de vista consciente de fijarse en el ser más vulnerable, áquel que no tiene ninguna posibilidad.
Es cierto que su texto nos recuerda a Chéjov o Dostoyevski, pero con el matiz personal y proximidad de las cosas vividas en primera persona.
Es sobradamente conocida la trágica historia personal de Irène Némirosky nacida en Kiev en 1903 y exiliada con sus padres en París desde 1919. Allí inició una tímica carrera literaria en francés, que se vió truncada por su deportación y muerte en Auschwitz en 1942.
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| Irène Némirosky (1903-1942) |
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