La novela y la ficción


Cada vez que leo novela o ficción actual, me planteo las mismas preguntas. ¿La novela y ficción contemporánea han muerto? ¿se lleva cien años escribiendo igual? ¿hay nuevas fronteras posibles en la literatura? ¿fue la introspección la última gran aportación?.

En una entrada de 1-11-07, ya comentaba la tesis de pintura=fotografía, novela=cine. Es decir, si la fotografía supuso un cambio de paradigma en la pintura, ¿cómo es que el cine no lo ha supuesto para la novela?. Si queda claro que la pintura tuvo que encontrar nuevas formas de expresión distintas a la mera reproducción fotográfica, ¿por qué los relatos son casi lo mismo que el cine?

La novela experimental ha sido un fracaso. El "Ulyses" de Joyce viene a ser lo máximo que estamos dispuestos a soportar. Y a partir de ahí todo parece dar vueltas en círculos infinitos. Todo esto viene a cuento de que estoy leyendo a Philip Roth. Escritor multipremiado y absolutamente bien considerado. De él me ocuparé en las entradas siguientes. Si admitimos que en literatura hay lo que hay y no importa que todo venga a ser lo mismo desde hace un siglo. Encontramos que efectivamente hay escritores que escriben unos mejores que otros. Que hay temas más interesantes que otros. Que hay miradas más sensibles que otras. Pero en definitiva que es lo que hace que empecemos una novela o relato y que nos atrape y nos convenza, frente a otras de las que no logramos terminar y si lo hacemos, quedamos descontentos de nosotros mismos.

Yo diría que, al margen de filigranas estilísticas, -aunque un libro bien escrito, que siempre es de agradecer-, hay dos elementos imprescindibles que deben estar presentes: sinceridad y perspectiva. Ser sincero no es decir la verdad, por otra parte imposible, sino decir "tu" verdad. La perspectiva es muy importante, es como conocer el caballo ganador de una carrera. Es adquirir un punto de vista que a la larga sea el que triunfe.

Por poner un ejemplo; hace poco leí varias obras del autor húngaro Sándor Márai. La mejor sin duda es "Confesiones de un burgués" porque es la más sincera. No cuenta todo, pero cuenta todo lo que puede contar. En cambio en sus obras de ficción se nota una impostura. Quiere escribir bien, quiere formar parte de la historia de la literatura húngara, pero no es sincero, hay artificio y la obra falla. Funcionaba en el siglo XIX. Ahora no. No se trata de que toda obra deba ser autobiográfica, sino de que extraiga de dentro temas de los que pueda hablar.

De otra obra que he leído últimamente; "La conciencia de Zeno" de I. Svevo, yo diría que es sincera, pero el problema es que el autor tenía algún problema mental y su recepción es problemática. Es mi opinión personal.

Plilip Roth es un autor cuya obra parece girar como en torno a una inmensa autobiografía, más que como realidad, como posibilidades de sí mismo. Está bien, le da una gran sinceridad y perspectiva, la tiene.

No es imprescindible que una obra gire alrededor de uno mismo para tener esas cualidades. Si cogemos a Kafka, veremos que sus obras giran en torno a sucesos alejados de él mismo y de su experiencia (en realidad de sus temores), y es que Kafka era un visionario, un anticipador. Escribe lo que intuye y además era verdad.

Desde un punto de vista general, cada día estoy más convencida de que la literatura no es un oficio, sino un don. Hay quien lo tiene y hay quien no.

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