¿El doctor Livingstone, supongo? (Doctor Livingstone, I presume?) |
En primer lugar, me parece un misterio el por qué esta frase estuvo tan de moda hace treinta o cuarenta años, se oía muy a menudo, sobre todo en chistes y similares. Ahora ya no.
Al parecer esta frase la pronunció el periodista Henry M. Stanley cuando finalmente encontró al Doctor Livingstone el 10 de noviembre de 1871 en medio de Africa, después que éste último llevara perdido para el mundo occidental varios años. Todo ello esconde unas historias apasionantes y a menudo terroríficas: la de los exploradores del continente negro en el siglo XIX.
Sin embargo, mi fascinación por el Doctor Livingstone, aparte de por la frase citada, viene por una historia no tan conocida que le sucedió y que siempre me ha impresionado profundamente y habla de sentir dolor o no sentirlo en el momento de la muerte. La historia es la siguiente:
"Un día de febrero de 1844, cuando Livingstone tenía treinta años, fue atacado por un león herido... Las mandíbulas del enfurecido animal se clavaron en su brazo izquierdo y sintió que le levantaba del suelo y le agitaba violentamente, al mismo tiempo que sus dientes se hundían profundamente en la carne, astillando el húmero y causándole once desgarraduras en la piel y los músculos... un miembro de la espedición disparó y abatió al león... tardó más de dos meses en recuperarse de la hemorragia, la fractura conminuta y la grave infección..." o como lo cuenta el protagonista:
-Gruñendo terriblemente cerca de mi oreja, me sacudió como un terrier podría sacudir una rata... Me causó una especie de languidez en la que no había sensación de dolor ni de terror, aunque era completamente consciente de todo lo que estaba sucediendo... Era como lo que describen los pacientes cuando se encuentran bajo la influencia del cloroformo: pueden ver la operación pero no sienten el bisturí...-"
Todo esto lo cuenta Sherwin B. Nuland (Nueva York 1930) médico divulgador, en su libro "Cómo morimos" (pág. 134), dónde explica que en ocasiones de muerte violenta, el sujeto puede quedar como anestesiado y tener a pesar de todo una muerte dulce y en otras ocasiones, todo lo contario. Por otro lado, "Como morimos" (How We Die Reflections on Life's Final Chapter, 1993) se trata de un libro interesantísimo y desasosegante que explica el proceso de la muerte en las diversas circunstancias en la que suele producirse.
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