Dorothy Parker (1987), Marion Meade

"Dorothy Parker"

(Dorothy Parker, 1987)

Marion Meade

Circe ediciones 2000, 478 PP


-biografía-

Que las biografías de Dorothy Parker y Jane Bowles estén publicadas por la misma editorial (Circe) y que sus vidas tengan tantos puntos en común: neoyorquinas hasta la médula, judías que pretenden olvidar que lo son, grandes conversadoras y divertidas, bebedoras empedernidas... produce una sensación de déjà vu y no precisamente positivo.

Es evidente que la trayectoria literaria de Dorothy Parker tiene más recorrido que la de Jean Bowles, pero que ambas pasaran la mitad de su existencia borrachas no invita a la admiración.
una jovencita Dorothy

La autora nació en una familia acomodada de Nueva York en 1893, con el nombre de Dorothy Rothschild de padre judío y madre gentil. Nunca le gustó su apellido, que no tenía ninguna conexión con los multimillonarios banqueros. En cuanto pudo lo cambió por el de su primer marido: Parker le encantaba y lo conservó siempre. Su padre que finalmente se arruinó, había tenido un próspero negocio de confección de ropa basado en la explotación de masas de emigrantes recién llegados. Se supone que era la parte de su pasado que ella no aceptaba.

Dorothy fue una hija tardía con gran diferencia de edad con sus hermanos. Su madre murió pronto y el padre volvió a casarse con una mujer que era clónica de la primera, pero a la que la futura autora detestaba profundamente. Quedarse al cuidado de su padre ya mayor, ya sin fortuna, la agobió.

Dorothy con su primer marido Eddie Parker

Con una educación incompleta y ante la falta de medios empezó a trabajar en una academia de baile, pero al mismo tiempo escribía unas poesías satíricas y modernas que estaban muy de moda, lo que le facilitó relacionarse con revistas que las publicaban. Cuando encontró trabajo en la publicación Vogue y después en Vanity Fair del mismo grupo, inició su lenta pero firme ascensión al Monte Parnaso de los periodistas en Nueva York. Estaba en la primera reunión del grupo llamado después "de la Mesa Redonda" (o del Círculo Vicioso) en el hotel Algonquín. Crearon un mito de sus encuentros diarios para comer y en los que casi no comían debido al precio.

Dorothy era una mujer pequeña con cierto encanto que pasaba por discreta hasta que abría la boca. Entonces brillaba con su ingenio, conversación, sus envenenadas pullas y sus tacos. Básicamente era muy divertida, pero también era malvada. Su especialidad era hablar bien delante de la persona y detrás decir pestes de ella.

La autora pasaba por ser muy inteligente (la chica más inteligente de Nueva York decían) y ocurrente. Muy amiga de sus amigos, logró crear una piña con sus dos compañeros de edición en Vanity Fair. Allí escribía con seudónimo o no: pies de foto, críticas de teatro y otras cosas. Seguía con las poesías que se demandaban y se publicaban con mucho éxito. Se fueron volviendo indisciplinados y revoltosos y en un momento dado, los fieles fueron despedidos o se fueron de Vanity Fair por solidaridad al no estar de acuerdo con su propietario, pero ya tenían su fama y siguieron sus carreras por libre vendiendo su material puntualmente a diferentes revistas. Dorothy aparte de las poesías que tenían un éxito extraordinario, hacía críticas de libros o teatro y se iniciaba en los relatos cortos, así como en obras de teatro.

En lo personal, Dorothy era una persona muy insegura con especial predilección por hombres inadecuados para ella. Por lo general chicos guapos y conquistadores con dinero. Cuando conoció a Eddie Parker se enamoró perdidamente, pero sus posibilidades eran mínimas. El hecho extraordinario de que él partiera a la Primera Guerra Mundial favoreció la celebración de un matrimonio que en circunstancias normales no se hubiera dado. Él era aficionado a la bebida y cuando volvió del frente también a la morfina. En aquella época ella bebía poco. Aquel matrimonio tan mal avenido duró, a pesar de ello, varios años tormentosos, en los que Dorothy no se resistía a dejarlo marchar definitivamente.

Cuando finalmente se quedó sola fijó su residencia en el mismo hotel Algonquín, porque al fin y al cabo era una pésima ama de casa y comió durante toda su vida el beicon crudo porque no sabía freírlo. Tenía ingresos pero los malgastaba. Ya entonces era una bebedora consumada y borracha habitual, como todos los que asistían a las reuniones del hotel y a la habitación de ella. Siguió enamorándose de chicos inapropiados, suicidándose a medias varias veces y siéndose infeliz por completo.

Por el grupo circulaban de manera ocasional y tangencial escritores de peso como: Ernest Hemingway, Scott Fizgerald, William Falkner, Dashiell Hammett y su compañera de entonces Lillian Hellman. Todos ellos tenían una opinión no demasiado positiva sobre Dorothy por su manía de hablar mal de los demás cuando no estaban y porque resultaba innecesariamente frívola.

Consiguió amistades adineradas a las que les gustaba sus ocurrencias y pasaba con ellos grandes temporadas invitada en sus casas, o de viaje en Europa. Visitó España por recomendación de Hemingway pero no le gustó, aunque volvió durante la guerra civil y le impresionó mucho.

Como otros muchos escritores fue llamada a Hollywood para escribir guiones y como todos los demás salió escaldada, pero lo que le pagaban compensaba la molestia. Para entonces había encontrado una especie de mirlo blanco en Alan Campbell, un joven guapo, pero sin dinero, más joven que ella y con el que se entendía a las mil maravillas.

Dorothy y su segundo marido Alan Campbell
(en la época de Hollywood)

Alan la amaba devotamente y estaba por ella por completo. Él era actor y también escribía. Sin tanto talento como Dorothy, pero gracias a él ella se disciplinó en el trabajo y tenían una cierta tranquilidad.

Por entonces y antes, Dorothy también se involucró en actividades pro comunistas y de concienciación social, pero la contradicción con la vida que llevaba, no la hacía parecer seria en ese sentido.

Como artista tenía un espíritu destructivo y su relación con Alan era demasiado buena, así que decidió dinamitarla y ella misma extendió el rumor de que quizá era homosexual y no paraba de insultarlo y vejarlo delante de sus amistades. Alan aguantó lo que pudo pero acabaron mal. Lo que no impidió que con lo años se volvieran a casar y también lo volvieran a dejar.

Finalmente llega el momento de los reconocimientos oficiales. Han pasado treinta años de su mejor momento. La gente la ve como algo que pertenece muy al pasado, pero sigue siendo una institución. Lamentablemente ella está peor que nunca, bebe sin control, se cae a menudo, insulta a los que están a su alrededor, se aficiona a las revistas de cotilleos y la los culebrones de televisión y esa es su conversación a los pocos que van a visitarla, por lo que acaba casi sola.

Para terminarlo de arreglar nombra como albacea de sus escritos a Lillian Hellman (*) con la que suponía tenía una buena relación, pero que representa un obstáculo para la difusión de su obra en el futuro, ya que no facilitará el acceso al material y denegará los permisos para cualquier iniciativa, hasta su muerte en 1984. Así como los derechos, que pasan después a manos de una fundación de Martin Luther King jr. (a quienes la autora legó el efectivo que tenía al morir 20.000 dólares) que también perjudicará la difusión de sus escritos, por no ser la institución adecuada para tenerlos.

(* Lillian Hellman quería ser la única persona de la que Dorothy Parker no hablara mal, pero eso era casi imposible)

Fallece en 1967 de un infarto a los 73 años , muchos más que cualquiera de sus amigos de juventud.
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Esta biografía es bastante completa teniendo en cuenta que Dorothy Parker no dejó material biográfico, ni cartas, ni documentación. No puede decirse que sea cariñosa con la autora. La redacción es bastante plana y la traducción no es una maravilla, pero es suficiente. Aunque me parece insatisfactoria porque acabamos teniendo la sensación de que la escritora no hacía más que beber y no se nos muestran de una forma clara sus habilidades intelectuales, que evidentemente las tenía.

No deja de sorprenderme cómo se dedican tantísimas líneas al tema de "estar bebiendo", porque en una biografía de, por ejemplo, Jean Paul Sartre, por mucho tiempo que pasara en los cafés, no se nos hace un inventario de si bebía un café tras otro, sino de las cosas de las que hablaba. Hay la sensación de que las conversaciones de Dorothy con sus amigos consisten en cotilleos y autocomplacencias recíprocas y que no había profundidad literaria. Y no creo que corresponda a la verdad, ya que dedicó mucho tiempo a la crítica de libros también.

Si la vida en sí de Dorothy Parker puede resultar monotemática (siempre bebiendo), la biografía sirve para hacerse una idea aproximada  de la vida de una cierta clase de periodismo en Nueva York, así como la era del jazz y de la prohibición.

Seguirá comentario de las narraciones completas de Dorothy Parker.

Dorothy en sus últimos años

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